A lo largo de estas últimas cinco décadas, Ana Jotta ha estado construyendo un cuerpo singular de trabajo que le ha otorgado cada vez más atención internacional. Paradójicamente, parte de esa singularidad proviene de su completa indiferencia ante algunas de las más extendidas normas de la práctica artística. Ana Jotta no intenta establecer un coherente y reconocible estilo, su trabajo tampoco se circunscribe en un único medio. De hecho, le ha mostrado tanta atención a la pintura como al dibujo, al collage, el ensamblaje o la escultura. El grabado, el bordado, la costura han formado un papel importante en su trabajo. Por diversas e igualmente importantes que sean, ninguna de estas actividades ha tenido tanta atención por parte del artista como la que se centra en lo que solemos llamar el “objeto encontrado”. Como su nombre indica, se trata de objetos –cosas de la más diversa índole–, con los que la artista se encuentra en su día a día y cuyas cualidades –formales, simbólicas, conceptuales u otras– captan de alguna manera su interés de manera especial.

Como escribió João Fernandes en The House of Ana (2005): “Hay un principio lúdico que usa Ana Jotta para desestabilizar cualquier tipo de frontera o límite entre el arte y la vida. «Si es posible apropiarnos de todo como arte, entonces debemos hacerlo». Liberada de manifiestos o actitudes grandilocuentes, a través de la subversión de los pequeños gestos cotidianos, la obra de Jotta es una constante irreverencia hacia las certezas y las rutinas ”.

En la obra de Ana Jotta, la figura animal es una referencia constante. Además de hacer alusiones a personajes de dibujos animados, arte marginal o ilustraciones de libros infantiles, y en general a campos culturales considerados menores, estos personajes animales remiten a fábulas, desde las Metamorfosis de Ovidio en la antigüedad hasta los cuentos de hadas de Jacob y Wilhelm Grimm, donde el antropomorfismo y la animalidad se mezclan. figuras fantásticas. Las pinturas de Ana Jotta, como su elegante retrato de Mademoiselle Rivière según Ingres, que muestra la cara de un lindo ratón, son irreverentes y esclarecedoras. Habla de nuestra relación con los procesos de identificación y empatía, y confronta la autoevidencia de la llamada cultura clásica, convirtiéndola en kitsch.

(Extracto del texto de François Piron para la exposición THREE MORAL TALES con la participación de Ana Jotta, Joëlle de La Casinière, Anne-Mie Van Kerckhoven, celebrada en Malmö Konsthall (15/06/19 - 25/08/19).

A través de una discreta muestra de obras de la colección de Peter Meeker (Pedro Álvares Ribeiro) e intervenciones en sitios específicos, Jotta visita la antigua casa Casa São Roque abandonada durante muchos años y ahora restaurada por sus nuevos inquilinos y transformada en un nuevo centro de arte contemporáneo.

Algunas de las intervenciones de Jotta en la casa son dibujos en la pared o en el suelo de escenas de la serie de cómics Krazy Kat. La exposición también comprende una variedad de objetos y piezas de artesanía creadas por Jotta, que incluyen bordados, lámparas y cerámica. El puño (El Padre) y la cruz (La Madre) sustituyen a los antiguos retratos familiares habitualmente encontrados en este tipo de villa burguesa.

En 2019, el comisario francés François Piron invitó a Ana Jotta a formar parte de la exposición Three Moral Tales, junto con las artistas Joëlle de la Casinière y Anne-­Mie Van Kerckhoven. Las tres artistas tienen en común no ser fieles a las tendencias del arte contemporáneo. Se mantuvieron al margen o permanecieron indiferentes a los giros y vueltas del mundo del arte. En cierto modo, paradójicamente, la marginación fomentó una calculada versatilidad de medios y estilos, y la invención de un vocabulario idiosincrásico, mientras que la libertad total seguía siendo su única regla. Entre las obras mostradas por Ana Jotta se encuentran Ana e eu (2018) y Life, Work, References (2016).

La primera tela bordada de Jotta surge en 1993. Después de todo, se trata de un dibujo: en lugar de la línea de lápiz, aguja e hilo; en lugar de papel, tela. Entre las características que se muestran en estas obras está la eficacia de la sencillez del dibujo, que a menudo es geométrico; la adecuación del bordado al tipo y formato de la tela (que puede ser nueva o vieja, con o sin patrón); la colocación del motivo sobre el soporte; la atención que se presta a cuestiones aparentemente menores como el rematado de el paño (simple, recortado o sin ningún acabado). O poço (El pozo) es un ejemplo reciente de este tipos de obras. Una manta grande en la que Jotta dibuja algunos motivos bordados en el tejido hecho a mano, una banda geométrica a lo largo del lado izquierdo, el pozo como motivo central y un rickshaw en la esquina inferior derecha de la manta.

A menudo, Jotta utiliza las palabras y las frases como motivos bordados, como en la tela roja Portuguese Handicraft (1992), o impresas en la tela como en Que sais-je? (2011). Aquí el mensaje de texto "¿Qué sé yo"? impreso en una vieja funda de almohada funciona como una declaración a modo de estandarte colgante, una referencia al famoso lema del filósofo francés Montaigne y un elocuente comentario sobre la transmisión del conocimiento.

Os Plastificados (los Plastificados) es un conjunto de obras en papel presentadas en expositores. Esta es una serie abierta en el cuerpo de trabajo de Jotta. Concebidos por la artista como un equivalente visual de notas al pie o citas en una especie de diario visual, trazan, dibujan, registran y juegan con palabras, signos, colores e ideas.

El trabajo en tela "fala-só" (una expresión portuguesa obsoleta para 'soliloquio') se realizó entre 2014 y 2017. Con más de 40 metros de longitud, el panel ofrece una visión paso a paso de la excepcional y polimórfica obra de la artista. En la obra  se delinea el contorno esquemático de un trabajador que lleva un panel de vidrio debajo del brazo. La repetición del motivo como una secuencia de movimientos podría evocar la asociación de una tira de película ampliada.

La primera exposición de Ana Jotta en ProjecteSD fue en 2016 titulada Abans que me n'oblidi (Antes de que me olvide). La muestra fue concebida como una pequeña retrospectiva de su trabajo desde los años 80. Ana Jotta ha prestado tanta atención a la pintura, como a la escultura, ha hurgado en el dibujo y ha experimentado con el grabado y el tejido. Por diversas e igualmente importantes que sean, ninguna de estas actividades ha recibido tanta atención por parte de la artista como lo que conocemos como “objeto encontrado”. En el universo de Jotta, estos “objetos encontrados” forman una colectividad, un cuerpo en crecimiento (al que la artista se refiere como “notas a pie de página”), hecho de distintas partes, algunas de las cuales se mantienen exactamente tal y como son, otras sufren un proceso de transcripción a otro medio, y otras bien se combinan, son ligeramente alteradas, o moderadamente editadas, pero raramente transformadas drásticamente. Así, en la exposición encontramos una nube, un bikini miniatura de piel, una pantalla pintada, recortes de periódico, partes de viejas señales, una bandera, una bandeja, paquetes de libros fluorescentes, una pintura fantasma de los restos de un naipe, un calendario… Una imagen perfectamente sólida de un universo fragmentado, moderadamente serio, intencionadamente irónico, pero siempre dedicado a examinar y mostrar la capacidad que las más pequeñas cosas tienen para desencadenar nuestra experiencia artística.

En 1981 Jotta compitió en la segunda edición de la bienal de dibujo de Lisboa con tres piezas creadas por un heterónimo que ella misma había inventado, Al Cartio. Nació en Honolulu, Hawaii, en 1951, y estudió Historia del Arte en el Nova Scotia College of Art and Design, en Halifax, Canadá. Las siguientes dos obras son de Al Cartio.

Mucho más tarde, en 2018, Ana Jotta y Ricardo Valentim fueron co-curadores de la exposición Al Cartio and Constance Ruth Howes from A to C  para el Museo Calouste Gulbenkian, donde una selección de obras de los dos artistas (sus correspondientes heterónimos) dialogaban.

En 2014 Culturgest Lisboa presentó una exposición de Ana Jotta titulada La conclusión de lo precedente, que se centró en la obra que había realizado desde su retrospectiva en el Museo Serralves, en Oporto, en 2005. En el centro de esta exposición estaba lo que La artista llama "footnotes", una parafernalia de objetos e impresos que ha ido reuniendo a lo largo de los años y que, de diferentes formas, pero siempre con un papel generador, juegan un papel importante en su proceso creativo. El libro publicado en el contexto de esa exposición, que reunió gran parte de ese material impreso, se ha transfigurado en otra obra, Cassandra, un papel pintado visual y semánticamente saturado que puede albergar otras piezas producidas por el artista.

La obra radicalmente polimórfica de Ana Jotta huye de cualquier linealidad cronológica, interrumpiendo constantemente la posibilidad de ser convenientemente clasificada en fases o períodos. La Conclusión del precedente, exposición celebrada en Culturgest Lisboa en 2014 y comisariada por Miguel Wandschneider, fue una antología de su trabajo desde la exposición retrospectiva celebrada en el Museu de Serralves, Oporto, en 2005. Sin embargo, el enfoque adoptado fue decididamente fragmentario y asistemático, rechazando cualquier reconstitución de los sucesivos grupos o series de obras a través de las cuales se había materializado su práctica artística hasta entonces. Una parte esencial fue lo que la artista describe como “notas a pie de página”: una parafernalia de objetos ey material impreso que ha compilado en su casa o en su estudio y que, de diferentes formas, pero siempre con un papel generador, juegan un importante papel en su proceso creativo.

Texto de Miguel Wandschneider en nota de prensa